Una conversación con Carolina Drake, profesora de yoga, meditación y estudiante de las tradiciones de sabiduría dentro del yoga clásico y la filosofía budista – y querida e inspiradora amiga – sobre cuál es para ella la esencia de la práctica.
Cual es, en tu visión, la esencia de la práctica, ya sea una práctica de yoga físicamente exigente o una práctica de meditación?
Si tuviera que resumirlo en una frase, para mi practicar es esencialmente crear las condiciones, hagas la práctica que hagas, para encontrar un estado de equilibrio. Todas las diferentes prácticas apuntan a lo mismo: el camino es investigar cómo llegar al equilibrio interno. A mí personalmente esto me lo enseñó la práctica de Ashtanga estilo Mysore: allí, en un espacio que parece ser súper físico, para mí era fundamental estar muy consciente de que tipo de mente me llevaba a esa práctica y poder sentir que cada postura me ayudaba a equilibrar, que me estaba beneficiando de la energía que estaba creando. Era importante para mí chequear mi estado interno continuamente durante la práctica Mysore, ya que sino iba a terminar, después de casi dos horas de práctica, agotada o hiperactivada (dos extremos), mientras lo que quería era terminar sintiendo equilibrio interno. Esta misma indagación me la he llevado después a prácticas aparentemente muy diferentes del Ashtanga, como el Yin yoga y la práctica de Meditación (donde en realidad el cuerpo físico tiene más importancia de lo que parece).
¿Cómo se podría expresar o explicar este equilibrio interno del que hablas?
Este equilibrio al que me refiero implica crear un equilibrio energético, de nuestra vitalidad interna: esto empieza primero en el cuerpo, y afecta de forma inmediata y directa a la mente. La amabilidad es un ingrediente fundamental de este equilibrio, y la presencia es otro ingrediente: se necesita crear atención, pero siempre desde la relajación, amabilidad y apertura hacia la experiencia. Ahí es donde vemos la conexión profunda cuerpo/mente: cuando estamos enfermos y nuestra vitalidad (o energía, cómo la quieras llamar) está muy baja, ¿cómo está la mente? Baja y aturdida también. Pero cuando la vitalidad interna está equilibrada, la mente también está asentada en un espacio de presencia amable. La mente responde al estado de la energía del cuerpo – esto en yoga se ve muy claro después de shavasana. La mente cuando se relaja es una mente espaciosa, mucho más amorosa. Soltar la rigidez a nivel “burdo”, en el cuerpo, es lo mismo que soltar lo que me separa de la experiencia y de los demás, lo que es demasiado “anguloso”, demasiado autocentrado: soltar eso es cultivar compasión. Un cuerpo/mente compasivo es muy espacioso, no puede ser de otra manera. Cualquier práctica, sea más dinámica o en quietud, me tiene que ayudar a crear ese espacio de equilibrio amable y compasivo. Es clave preguntarnos: ¿Esta práctica me está ayudando realmente o no? ¿Que me ayuda y que no me ayuda? Ser consciente de si la práctica te equilibra o no es para mí la mayor expresión de autocuidado.
Que relevancia tiene el equilibrio del cuerpo en la práctica de meditación?
La meditación es un equilibrio dinámico entre varios factores, y el primero es el cuerpo físico. Ahí tiene que haber relajación, sino es imposible trabajar la mente. Como no haya comodidad en la postura es muy difícil meditar, por eso todos empezamos por ahí: cuando equilibro las tensiones del cuerpo en la postura a través de la relajación, estoy creando las condiciones para que la energía interna se estabilice y la mente se calme para poder acoger cualquier experiencia que surja sin tanta reactividad. En la meditación además, donde la práctica es menos elaborada, más estática y aparentemente menos estimulante, es muy interesante cultivar nuestra capacidad de asombro, de maravillarnos de las cosas más sencillas a las que normalmente no damos importancia… como el efecto de la gravedad en el cuerpo en quietud o la pulsación de la respiración y su efecto en la circulación interna. Todo esto nos aporta mucha información sobre la relación y la comunicación entre el cuerpo físico, la vitalidad interna y el estado de la mente; es muy interesante poder experimentarlo en primera persona.
Sobre Carolina Drake
Es licenciada en Sociología, profesora de yoga y meditación, y estudiante de las tradiciones de sabiduría dentro del yoga clásico y la filosofía budista.
Carolina es formadora de Yin Yoga, una herramienta introspectiva proporciona un espacio de práctica consciente donde poder investigar e integrar el conocimiento de la anatomía física, la anatomía energética y la mente.
Reconociendo la importancia de la experiencia directa a través de una guía personal adecuada, cada año dedica tiempo extenso para continuar estudiando y para realizar retiros de meditación con sus maestros, entre los que destacan B. Alan Wallace y Sarah Powers.